Es la luna, también, mi luna del charco.


"La rama verdecida"
1959
Raul Frocari Rinaldi


Es la luna, también, mi luna del charco.
Y es mía unicamente.
Perdonad mi absurdo egoísmo.
Pero ella viene a mí noche tras noche,
y hasta se suele apoyar en la palma de mi mano.

Yo soy un hombre triste, sabedlo.
Y ella es mía porque sé hacerla mi confidente.

Y ella también es triste.
Yo he visto rodar por mis manos alguna vez
sus lágrimas de plata.

Direis —pienso—:
      "Qué triste este hombre tan solo,
        y tiene el mundo ahí, en torno,
        y los nombres, y el sol,
        y una nube de pájaros
        que llegan a él cada mañana". . .

Y tendréis razón.

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